Efectos Dañinos de Comer Productos Animales que No Conocías

impacto ambiental de comer carne
Los efectos dañinos de comer productos animales van más allá de los efectos directos en el cuerpo asociados a su consumo. El daño muchas veces no lo vemos o lo asociamos al consumo de productos animales, pero el impacto es devastador.

Cuando se consume carne, una lo hace siendo el eslabón de una cadena (a veces larga) de suministro. Desde la producción en la granja, pasando por mataderos, la distribución, el almacenamiento y la venta en el supermercado. 

La actividad de alimentar a las personas es una que es muy grande y como toda actividad a gran escala, ella tiene un impacto en el medioambiente. Por ejemplo, la cría de pollo y ganado, y demás alimentos de origen animal, requieren de muchos recursos. 

Cuando se piensa en alimentar a cantidades masivas de personas, allí se empieza a ver un daño medioambiental. Cuando hablamos del impacto sobre el medioambiente que tiene el consumo de carne, y las dietas carnívoras, hay que hablar de cómo la dinámica de mercados globales hace que una determinada geografía tenga la presión de alimentar ámbitos geográficos y sociales por encima de sus capacidades.

Un informe de la comisión EAT-Lancet informa que “los alimentos son la palanca más potente para optimizar la salud humana y la sostenibilidad ambiental en la Tierra. Sin embargo, los alimentos actualmente amenazan tanto a las personas como al planeta”. 

Uno de los codirectores de esta comisión, el profesor de salud pública de la Universidad de Harvard —Walter Willert MD—, ya advierte que se deberán hacer cambios en la dieta. “El consumo mundial de frutas, vegetales, nueces, semillas y legumbres deberá duplicarse; y el consumo de alimentos como carnes rojas y azúcar deberá disminuir en 50%”, cuenta Willet en el prefacio de la publicación del informe. Esta dieta que propone el catedrático tendrá beneficios para la salud humana y ambiental, de nuevo según el informe.

 

La deforestación causada por la industria ganadera

Un efecto desafortunado de las dietas carnívoras es la deforestación. De acuerdo al Centro Internacional para la Investigación de Bosques (CIFOR, por sus siglas en inglés) un 80% de la deforestación mundial se debe a la expansión de la agricultura, y —de acuerdo a Greenpeace— entre un 75% y 80% de la superficie agrícola está destinada a la alimentación del ganado, en vez de personas. Se habla, entonces, de que el 30% de la superficie mundial está destinada a alimentar a los animales que eventualmente comeremos. Si no suena sostenible es porque probablemente no lo es.

El informe de EAT-Lancet también señala que hay evidencias científicas que vincula las dietas con la salud humana y la sostenibilidad ambiental. Por ejemplo, dentro de la segunda estrategia para llegar dietas saludables y sostenibles, el informe exhorta a que se pase a la producción variada de alimentos. Un enfoque que no esté orientado a producir muchas calorías, sino a producir nutrientes variados. Eso, en cuanto la salud humana.

En cuanto al medioambiente, una agricultura variada permite una mayor biodiversidad, y lucha contra la degradación de los suelos. Y esto en particular está vinculado con la industria de las carnes, ya que la alimentación del ganado (industrial) suele requerir operaciones intensivas y de monocultivos (maíz, por ejemplo) lo cual degrada el suelo.

Por último, el daño ambiental que produce la dieta carnívora tiene también un vínculo con la emisión de gases invernaderos. Un informe de la FAO coloca a la ganadería como responsable de la emisión de un 14,5% de los gases con efecto invernadero del total que produce la actividad humana. Esto refleja claramente cómo la industria de la ganadería es de hecho uno de los más grandes contribuyentes al efecto invernadero.

 

Cómo mitigar los daños al ambiente a través del consumo

 

Entonces, ¿qué alimentos de nuestra dieta aportan mayor salud al planeta Tierra? La clave está en una mayor ingesta de alimentos vegetales y alejarse de las dietas carnívoras. O que sean menos carnívoras. Una vez asumido este cambio dietético, también hay que favorecer la variedad en la dieta. Favorecer la variedad en las frutas y verduras que se consumen es también favorecer la biodiversidad.

Hay que también favorecer los productos de producción local. En la medida en que se favorece la actividad de los agricultores que están más cercanos a la zona, también se desestiman aquellas prácticas que usan una zona particular de forma intensiva para abastecer mercados más amplios. Dicho de otra forma, la producción local suele ser más sostenible. Así, el tener en cuenta el origen geográfico es un excelente hábito de consumo sostenible.

Si un día el cuerpo pide dieta carnívora, lo que se puede hacer es verificar que proviene de pequeños ganaderos y de productores locales. Así, aumentan las probabilidades de que éste sea un ganado que se alimenta con pasto. Esto es importante, porque muchos estudios señalan esto como una práctica que permite la neutralidad de la emisión del carbono, ya que sería el propio pasto el que atrapa el carbono. Además, cuando se compra de agricultores locales, sea vegetales o carne, por lo general serán productores que evitan las grandes escalas. Por ende, no degradan los recursos a su disposición. 

 

Por otro lado hay que recordar que una alimentación plant-based es mucho más sana que una dieta carnívora, puede ser igual de deliciosa y no tiene un impacto ambiental tan severo como la industria agrícola. 

La gastronomía plant-based está causando furor en el mundo y es cada vez más común. 

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